La USAF (United States Air Force) ha creado dos espectaculares preparaciones sobre dos muscle car típicamente yankees, el Ford Mustang y el Dodge Challenger. Para ello ha recurrido Galpin Auto Sports, que han trabajado para la MTV en el programa Pimp’ My Ride. El Ford Mustang X-1 y Dodge Challenger Vapor serán exhibidos en las diferentes paradas del tour de la USAF por todo el país en busca de reclutas. Como os imaginaréis, ambos coches tienen un fuerte componente de inspiración aeronáutica.
Empecemos por el Ford Mustang X-1. El color blanco inmaculado de la carrocería contrasta con las enormes llantas oscuras Volk, creando una poderosa estampa visual. Muchos potenciales soldados quedarán admirados por su carrocería sumamente ensanchada y el agresivo kit aerodinámico. Abriendo las puertas tipo Lamborghini nos damos de bruces con un habitáculo espartano a más no poder. Está basado en el puesto de pilotaje de un caza de combate, y por tanto cuenta con las mismas comodidades que este.
Las cuatro plazas del Mustang se susitutuyen por un único asiento, ubicado en el centro del habitáculo. Este asiento es de tipo eyectable, y es funcional con lo que habrá que tener cuidado con qué botón del panel de instrumentos vamos a pulsar. A disposición del piloto, multitud de pantallas informativas e incluso una cámara de reconocimiento térmico. Conducir el coche puede ser algo más complicado, los pedales están uno a cada lado del túnel de la transmisión y su volante emerje de la consola central.
Y conducirlo debe ser un placer ya que Ford Racing lo ha dotado de un motor 4.6 V8 de especificaciones de competición, capaz de desarrollar 500 CV. Para parar al monstruo se emplea un juego de frenos ventilados de dimensiones generosas. Ahora que ya conocemos al Mustang, nos movemos hacia el Dodge Challenger Vapor, claramente inspirado en cazabombarderos invisibles al radar como los Lockheed F-117 o los SR-71 “Blackbird”. En mi opinión, se lleva la palma en espectacularidad de manera clara.
El Dodge cuenta con un kit de carrocería inspirado en estos aviones, de cierto hermetismo visual. Con ello hago referencia a unas llantas oscuras construidas en fibra de carbono y pintura invisible a las ondas del radar. Es espectacular estéticamente hablando, y con esos LEDs ubicados bajo la agresiva calandra casi parece sacado de películas futuristas como Mad Max o Terminator. Las ópticas traseras se han oscurecido y personalizado. En mi opinión haría una buena pareja con el Lamborghini Reventón.
En el habitáculo el puesto de “pilotaje” es algo más convencional, pero sólo por el hecho de que tiene un volante más o menos convencional y una palanca de cambios, disimulada como el control de propulsión de un jet. El piloto – que tiene que identificarse por un escáner biométrico antes de entrar – puede accionar un visor térmico, cámaras con un alcance de un cuarto de milla que cubren 360º y un modo de silenciación de los escapes para pasar tan inadvertido como un coche eléctrico.
Empecemos por el Ford Mustang X-1. El color blanco inmaculado de la carrocería contrasta con las enormes llantas oscuras Volk, creando una poderosa estampa visual. Muchos potenciales soldados quedarán admirados por su carrocería sumamente ensanchada y el agresivo kit aerodinámico. Abriendo las puertas tipo Lamborghini nos damos de bruces con un habitáculo espartano a más no poder. Está basado en el puesto de pilotaje de un caza de combate, y por tanto cuenta con las mismas comodidades que este.
Las cuatro plazas del Mustang se susitutuyen por un único asiento, ubicado en el centro del habitáculo. Este asiento es de tipo eyectable, y es funcional con lo que habrá que tener cuidado con qué botón del panel de instrumentos vamos a pulsar. A disposición del piloto, multitud de pantallas informativas e incluso una cámara de reconocimiento térmico. Conducir el coche puede ser algo más complicado, los pedales están uno a cada lado del túnel de la transmisión y su volante emerje de la consola central.
Y conducirlo debe ser un placer ya que Ford Racing lo ha dotado de un motor 4.6 V8 de especificaciones de competición, capaz de desarrollar 500 CV. Para parar al monstruo se emplea un juego de frenos ventilados de dimensiones generosas. Ahora que ya conocemos al Mustang, nos movemos hacia el Dodge Challenger Vapor, claramente inspirado en cazabombarderos invisibles al radar como los Lockheed F-117 o los SR-71 “Blackbird”. En mi opinión, se lleva la palma en espectacularidad de manera clara.
El Dodge cuenta con un kit de carrocería inspirado en estos aviones, de cierto hermetismo visual. Con ello hago referencia a unas llantas oscuras construidas en fibra de carbono y pintura invisible a las ondas del radar. Es espectacular estéticamente hablando, y con esos LEDs ubicados bajo la agresiva calandra casi parece sacado de películas futuristas como Mad Max o Terminator. Las ópticas traseras se han oscurecido y personalizado. En mi opinión haría una buena pareja con el Lamborghini Reventón.
En el habitáculo el puesto de “pilotaje” es algo más convencional, pero sólo por el hecho de que tiene un volante más o menos convencional y una palanca de cambios, disimulada como el control de propulsión de un jet. El piloto – que tiene que identificarse por un escáner biométrico antes de entrar – puede accionar un visor térmico, cámaras con un alcance de un cuarto de milla que cubren 360º y un modo de silenciación de los escapes para pasar tan inadvertido como un coche eléctrico.
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