Según cuenta Autocar, en una entrevista concedida a medios alemanes el CEO de Magna Siegfried Wolf, aseguró tener grandes planes para el futuro de Opel. En ellos se espera que la marca alemana del rayo consiga recuperar los beneficios tan pronto como en el ejercicio 2011, algo que llama la atención teniendo en cuenta la actual situación económica.
Para lograr este objetivo Magna propone actualizar toda la gama de productos con nuevos y atractivos modelos, y extender las ventas de la marca hasta Rusia y otros mercados emergentes donde acaparar buena parte de la cuota. La verdad es que parece sencillo contar con una gama renovada de modelos, habida cuenta de que el Insignia acaba de salir al mercado, y el Astra ya está prácticamente terminado.
De lo que no se sabe nada es de lo que pasará con el Ampera, un proyecto basado completamente en la plataforma Voltec, que es de propiedad GM y que tal vez no haya sido licenciada a Opel (cosa que no es problema con otras plataformas actuales y un puñado de motorizaciones comunes). Esto pone sobre la mesa además otra duda razonable, y es que si el Ampera no se acaba fabricando, por una parte GM podría considerar vender el Chevrolet Volt en Europa, y por otra, Magna podría dar salida a su tecnología híbrida utilizando para ello a Opel.
Volviendo sobre la entrevista, Wolf afirmó que serán 11.000 los empleados despedidos entre Opel y Vauxhall, 2.600 de ellos en Alemania. Lo que no se confirmó es qué plantas productivas se cerrarán, y eso que se le preguntó específicamente por la de Lutton (Inglaterra), pero no quiso pronunciarse al respecto. Sí que aseguró que las cuatro fábricas situadas en Alemania se conservarán.
Los planes no pintan mal, pero queda lo más duro: despedir a personal y cerrar las fábricas que toquen.
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