Hamann no le tiene miedo a nada; lo mismo te retoca un BMW, que se atreve con un Ferrari, pero nunca habían llegado tan lejos como para meterle mano a un Rolls-Royce. Hasta hoy. Los chicos de la preparadora alemana han tomado la gama Phantom y sus derivados (cupé y descapotable) para darles un aspecto más deportivo que, visto lo visto, no queda tan mal. Entre los cambios aplicados, las llantas pasan de tener 21" a contar con unas masivas 23" (no preguntes por el precio de los neumáticos).
En el proceso se pierde la insignia fija de Rolls tan característica y que siempre mantiene la horizontalidad.
El motor recibe una inyección de vitaminas, pasando de los 460 CV a los 535 con un par de camión de nada menos que 835 Nm. El limitador de velocidad puede ser suprimido, con lo que el rectilíneo Phantom alcanza los 300 km/h con una inercia que en las frenadas hará sudar sangre a sus frenos.
Teniendo en cuenta la exclusividad ya intrínseca de un Rolls-Royce, el trabajo de Hamann es para quitarse el sombrero, pues apenas se ha perdido clase y distinción a cambio de ganar bastante deportividad en el proceso.
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