El compacto sueco cambia por fuera en numerosos detalles, con una nueva cara en la línea de los renovados C70 o XC60. A las nuevas aletas, capó, parrilla y demás, se une una nueva pintura naranja (Orange Flame Metalic), un nuevo par de llantas opcionales (unas en blanco nacarado), amen de las colas de escape pulidas en las versiones T5 y D5.
Los últimos detalles externos los ponen la posibilidad de combinar los colores de la carrocería con el kit de complementos plásticos de la misma, que se ofrece en cinco tonalidades. En el habitáculo nos encontramos nuevos combinados de tapicerías y colores y, atención, un nuevo cubrimiento para el espacio del maletero, algo muy reclamado por los aficionados al modelo, que se habían desesperado muchas veces con la lona flexible que dejaba ver sus maletas a través del cristal posterior.
Para satisfacer el gusto de los de sangre más caliente, un kit de carrocería deportivo se añade a la oferta, con colas de escape de 90 milímetros y elementos decorativos alrededor de todo el contorno del exterior del coche. En el habitáculo se incluyen en este caso unas curiosas alfombrillas con el dibujo del mapa del mundo.
Y llegamos a lo interesante: el kit deportivo para el chasis. Volvo ha trabajado con unos tarados un 30% más secos para los amortiguadores, una dirección más directa (10%) y precisa (y suponemos que con más feedback), así como silentblocks más rígidos para reducir los desplazamientos parásitos. De esta manera, parece que por fin el T5 dará la talla como compacto deportivo. Este kit no estará disponible en la versión DRIVe por razones obvias.
Las mecánicas se quedan como estaban, y el coche debería llegar de manera casi inminente a los concesionarios una vez acabado el Salón de Frankfurt, desde el que, por cierto, te traeremos impresiones en primera persona la semana que viene. ¡No te lo pierdas!
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