La oficina antifraude británica estudiará la quiebra de MG-Rover

Según ha comunicado Lord Mandelson, secretario de estado británico, la oficina de investigación de fraudes graves del Reino Unido estudiará los movimientos económicos realizados en los últimos días de vida de MG-Rover antes de entrar en administración judicial. Recuperando un poco la historia de los últimos días, la semana pasada se daba por concluido el proceso de cierre y liquidación de la extinta MG-Rover. En dicho proceso, el gobierno británico tuvo que gastarse nada menos que 16 millones de libras (cerca de 19 millones de euros) a lo largo de los cuatro años que duró.

Al conocerse esta cifra, la opinión pública británica frunció el ceño (y con razón), y se filtraban los primeros datos sobre en qué se había gastado el dinero de los contribuyentes. Como bien recordarás, en su día, cuando BMW se desprendió de Rover, vendiéndola por unas simbólicas 10 libras a Phoenix Four, una empresa de capital riesgo. Esta sociedad entro a comandar Rover, y según se ha podido saber, pagó millones de euros en forma de salarios así como plusvalías a sus integrantes, mientras la marca de coches hacía aguas por todas partes. Llegado el peor momento, el gobierno británico tuvo que entrar al rescate allá por 2005, inyectando dinero a la empresa, que ahora se especula podría haber acabado en los bolsillos de los socios de Phonenix.

En abril del 2005 la empresa entró en administración judicial en un infructuoso intento de sacar las castañas del fuego, cosa que al ser claramente imposible dió como resultado la liquidación de Rover y el despido de miles de empleados.

Por el momento se desconocen las razones concretas del inicio de la investigación, pero según cuenta el Financial Times, no se logra entender por qué el gobierno británico ha esperado cuatro años a ir a buscar los trapos sucios de Phoenix, cuando ya los han podido "lavar". Se rumorea que los directivos de la empresa gastaban cientos de miles de euros en hoteles, viajes y dietas cuando la compañía ya estaba condenada a la quiebra, algo que será difícil de demostrar, pero que de confirmarse puede acabar con ellos tras las rejas de la cárcel, si es que no prescriben antes los delitos.